Son los países los que tienen la potestad de abrir o cerrar su espacio aéreo.
Es una decisión soberana en la que nadie, salvo los propios gobiernos, puede inmiscuirse, sí presionar.
Los organismos internacionales deberán tramitar, o no, los planes de vuelo de las aerolíneas en función a esa voluntad estatal de apertura aérea.
El nivel de vuelo 330 es el que las entidades competentes consideran óptimo (10.000 m/h) para casos en los que un avión navegue con la suficiente seguridad en caso de guerra ya que a esa altura es imposible una colisión con los misiles de corto alcance, los más habituales en disturbios graves.
La Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) y la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) están vinculadas al ejercicio de la industria aérea en todos sus aspectos, en base a convenios y tratados internacionales.
Si un país mantiene su espacio aéreo abierto sufriendo un conflicto bélico o escalada armada, deberá asumir siempre cualquiera de las consecuencias, por dramáticas que sean, en caso de acciones militares o de otra índole que pongan en más que serio peligro la vida de las personas y la integridad de una aeronave volando en estándares homologados.
"Si la aeroruta está abierta, asumes que el estado la da por segura. Si está cerrada, buscas alternativas" -IATA